divendres, 29 de gener del 2010

El deseo

-El deseo es como si te clavan un anzuelo en la barriga que está atado a un sedal que no se rompe y tiran; si te resistes se te desgarra la piel. Y lo que ocurre es que das pasitos adelante para que no te desgarre, pero sigues resistiéndote y sientes el dolor, un dolor que es difícil distinguirlo del placer. El deseo está en la tripa, no está en el corazón, ni en la cabeza, ni en las manos. Pero las manos saben que está ahí y lo acarician, y lo extienden por todo el cuerpo; las manos lo llevan al pecho, y al cuello, y a la boca; lo llevan a las piernas, a los muslos, entre las piernas.Y cuando alguien mira con deseo, el deseo se sale por los ojos como si subiera por el interior del cuerpo como un fluido. Y a mí me encanta como miras.
-Me dejas sin palabras…
-A mí me las produces, como si las palabras surgieran también del vientre.
-Es que cuando las palabras surgen desde el deseo, también surgen del vientre.


...y tú que quieres verme
sabrás donde encontrarme...

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